25/5/08

Tenía doscientos euros para reventar. Había hecho mis compras la noche anterior y ya venía medio chueco y medio bebido, pero estaba eufórico. Tenía buen grass y buena vaina. Y mis doscientos euros. Fui al bar de los amigos y me los encontré. Empecé a fumar y a beber, luego a reírme. Después se apuntaron unos cuantos más a nuestra mesa (que era más mía que de nadie) y empecé a pedir cada vez más cerveza. Iba y venía del baño, más eufórico y con mucho más amor para entregar.

Luego llegaron las amigas, esas que siempre quise conocer. Las conocí, conversé y hasta fuimos a bailar después. Ya las abrazaba y les hice la taba a tomar su carro. Una me besó y yo me quité calientazo. Seguí chupando con el grupo y me puse más salvaje. Cerveza, vino y ron. Lateamos hasta el amanecer ganándole al frío, helados por las chelas y la coca. Los puchos corrían más rápido que la pólvora. Fuimos a la jato de mi hermano cabezón y éste nos esperaba con una jamaza y un buen pisco acholado, con café caliente y la tele encendida, puestos los videos de héctor lavoe y dispuestos a analizar las etapas de la vida del cantante.