31/3/08

II

Nuevamente el tío sale a la calle. Estaba pregonando en una esquina qué se debía de hacer con todos esos maricones que salen en los peródicos, que cabros de mierda y que si de él dependiera estarían todos achicharrándose en el CEPA. Agarró y se quitó. Como tenía hambre se metió en la cantina a pedir un menú de tres cincuenta con su jarra de agua anís. A veces se detenía un poco en cada bocado para trsaladarse. Este traslado era hacia el estado que más le convenía, un estado en el que su mente no contenía preocupaciones ni culpas ni complejos, y en el que avizoraba que estaría en paz, de perfil, sobre un lecho de flores, completamente en paz. Los colores no estaban excentos en este lugar, pues aunque el tío vivía una vida gris rata, albergaba todavía algo de añoranza y nostalgia por conocer y conocerse. Se zampa una cucharada de caldo con una falange de pollo y mastica mirando el infinito.



Se levantó hastiado y recobró el espíritu que lo llevaría a la muerte.




Sentado en su cama, golpe de tres de la tarde, cuando el sol lo recalentaba en su cuarto, comenzó a sacarse la camisa y luego a desatarse el pantalón. Con los brazos como almohada se dejó llevar nuevamente por las sensaciones. Un poco yoga, un poco ebrio, el tío sabía trasladarse. Nuevamente los colores, el pasto. Pero luego se halló solo en sus sueños, confundido como si hubiese despertado en un laberinto, empezó a guiarse. Recordaba a la estampa del bárbaro he-man perseguido más aún por la pesadillesca banda sonora que por fantoches como trap-jaw o beast-man. Caminaba en la penumbra alucinado.




Lo despertó el sudor y la visión del reloj que le indicaba que era jueves, que eran las 7 de la tarde y que podía hacer algo para disiparse.

27/3/08

Joy Division es la mejor música porque suena a muerte. Suena a sexo. Suena a blanco y negro. Suena gris. Suena a maniquís y a belleza, a besos y a baile, a la noche y a la tarde. Ian Curtis no murió, simplemente se perdió con el resto. Eternidad para Joy Division por sus sonidos.

He estado esperando por un guía que venga y me lleve de la mano
¿Podrían estas sensaciones hacerme sentir los placeres de un hombre normal?
Estas sensaciones apenas me interesan en otro día
Tengo el espíritu, perder el sentir
llevarse el shock

disorder

26/3/08

I

Chapa su combi con el periódico en la mano. No es tan tío pero su pelo grisáceo se apelmaza al cráneo dejando una ola adelante que mezcla a Elvis con el traje de bailarín de salsa. Aunque se vea medio caficho el tío sabe bien que son sus dominios. Se sienta en la parte de atrás estirando sus piernas cansadas y mira con desconfianza a los demás.
Parece que está asado porque nadie lo entiende, porque su mundo es el mejor.

Ése día Matico estaba yendo a recoger unos encargos al mercado de la Aurora, en pleno centro de Lima. Mientras esquivaba la miasma con la misma pericia para no ensuciarse los zapatos, iba caminando agitado e iracundo a verse con la persona encargada. "Oe y, qué tal compare" "nada pues tío, como siempre". "¿Tienes mi encarguito?". El hombre sacó la maleta horrible y se la pasó al viejo, quien parecía que andaba recontra duro. Revisó el contenido y le pareció conforme. "Chau, nos vemos el lunes" le dice.

Se va al billar a abrir el paquete. Se sienta frente a la mesa número uno, junto a la palomillada. Medio pavo el tío. Mientras los chibolos lo van alucinando el tío abre la maleta y saca la merca: Guantes. A cinco lucas los guantes para los que les sudan las manos. Le compraron dos y eso fue todo. Con las diez lucas pidió un par de chelas y se puso a chupar con un tío medio cieguito, pero que también se prestaba para el asunto. Acto seguido cogió una combi y se fue a visitar a su pata Miguelón del Rímac, para ver qué novedades.