17/4/08

Decido entregarme

Luego de 10 largos meses evadiéndome decido entregarme a la injusticia que me persigue, a mis acosadores sabuesos que sólo quieren mi sangre y no saben lo que estoy sufriendo, no les interesa. Mis huellas son más pesadas en la nieve que en la arena, pero eso ni a mis padres les interesa, vivo aislado y escondido, porque los rayos del sol vienen con voces que hurgan tras las cortinas para desprotegerme y tenderme la trampa que finalmente, acabará con esta historia.
Diez mil soles no son nada. Ni diez mil soles ni las vidas de mis amigos muertos. Gente con familias, con hijos. Tres ráfagas acabaron con dos de ellos.
Escapé como alma que lleva el diablo, con mi peso y mis años a refundirme en los callejones, a hacer valer mis diez lucas unos días en el infierno y a disponerme a hacer todo con tal de no estar en la sombra. Otro golpe hubiera sido la única salida.
Pero como siempre el cansancio, los años que a algunas contexturas como la mía no se hacen llevaderos, el instinto de los hombres que no siempre es como el de los animales, van fatigando mi resistencia a todo.
Resistencia al dolor, al pánico, a la noche. Eso es lo que fui. Mientras tanto mi estructura se debilita y cruje como si fuera de corcho, como si el agua hubiese penetrado hasta hacer del musgo algo que corroe incesante mi conciencia, mi moral, mi psicosis.
Hallo fácilmente el refugio en el hecho de entregarme porque es el fin de esta espiral, que como un oxiuro infectó la vida de quienes rodeaban este entorno.
Mañana iré a la comisaría, quizá en el camino me detengan porque me siguen los pasos. Ya perdí, he perdido más de tres veces, con la justicia como con los avezados que me envidiaron y que no tuvieron otra que clavarme el puñal por la espalda, pero a todas sobreviví.

No hay comentarios: