29/10/07

Concurso de dibujo


Los niños de la comunidad vieron siempre que la señorita les tenía mucho cariño, los trataba bien y era para ellos como un hada madrina. Ellos siempre se esmeraban en atender todas sus recomendaciones, la escuchaban pasmados porque cada gesto era un regalo para ellos, se veía muy bien siempre y eso los encandilaba.

Como éstos niños pensaban mucho en la señorita, cómo halagarla, cómo ser especiales para ella, siempre trataban de sobresalir cuando los alentaba en alguna actividad. Un día hubo un concurso de dibujo, el tema era dibujar mejor un paisaje de la zona.

Todos los niños presentaron muy inspirados sus mejores perspectivas de “la realidad circundante”. La señorita recogió los dibujos de todos los niños, mostrándose satisfecha por cómo participaban y cuánto apreciaba que éstos niños tengan ese talento. La profesora, entre las despedidas, recomendaciones y el bullicio reinante iba metiendo el fólder con todos los dibujos a su maletín. En la casa los revisaría y calificaría al ganador del certamen.

La señorita llegó a su cómoda casa, se encontró con su pareja y tuvieron tiernas caricias. El maletín quedó en el sofá. Días después los niños esperaron a la señorita, quien visitaba la comunidad cada quince días por motivos de trabajo y que era aguardada siempre por todos. Como siempre apareció en la movilidad que siempre la conducía y una vez acomodada, corrió a comunicar el resultado del concurso. Ninguno habría ganado.

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